Los secretos culinarios de Jefferson Pérez
El doble medallista olímpico se suma a la lista de rostros conocidos que han brillado en las cocinas del popular reality MasterChef. La disciplina, el control de las emociones y la capacidad para manejar la frustración, herramientas adquiridas en su vida deportiva, fueron los ingredientes para enfrentar la competencia.
Los que pensaron que el talento de Jefferson Pérez estaba solo en las pistas, se equivocaron rotundamente. El marchista cuencano, quien le dio al Ecuador su primer oro olímpico en 1996, no solo ha brillado en el deporte, sino también en la cocina del popular programa MasterChef.
Según cuenta, decidió participar como parte de un desafío personal, enfocado a abrir su mente hacia un campo nuevo para él, lo cual se convirtió en una oportunidad de aprendizaje. La disciplina, el control de las emociones, la paciencia y la capacidad para manejar la frustración, herramientas adquiridas en su vida deportiva, fueron las claves que le ayudaron a enfrentar los retos y la presión dentro de la competencia. Para Jefferson, esta experiencia significó una lección de resiliencia y de aprendizaje continuo que le dejó habilidades culinarias desconocidas hasta ese momento. Disfrutó de la creatividad que está presente en la cocina y de haber podido experimentar combinando ingredientes propios de diferentes regiones, como cuando rellenó una yuca con fritada. La posibilidad de creación que le ofreció MasterChef, le inspiró a seguir explorando el mundo culinario.

Fue a mediados de diciembre del año pasado que el doble medallista olímpico en marcha fue eliminado de la competencia. A partir de ahí, ha guardado varios recuerdos de su brillante paso por la televisión que ahora se suman a otros que ha acumulado como deportista insigne del país y personaje público que muchos admiran.
Uno de esos recuerdos está relacionado con La Floresta. Alrededor del año 1988 Jefferson compitió en la pista de Los Chasquis, espacio deportivo emblemático del barrio. «Me parece que fue un campeonato nacional de atletismo y dentro de ese sector tengo amigos y amigas que nos conocemos de toda la vida, es decir, desde cuando éramos chiquitos hasta ahora que ya tenemos cabellos blancos», señala con gracia.
Luego de recordar este hecho, su mente vuela a los días de gloria de Daniel Pintado y comparte con emoción cómo su legado olímpico inspiró al marchista cuencano que deslumbró en los juegos de París 2024. «Daniel me contó que cuando tenía entre 5 y 8 años, estaba con toda su familia en la madrugada, frente a una pantalla gigante en el Coliseo de Cuenca, viendo mi competencia en Beijing 2008. Su madre lloraba, mientras me veía ganar la plata, y él soñaba con conseguir algún día una medalla olímpica», relata Pérez.
Los años pasaron y el momento llegó, tras la victoria de Pintado, ambos deportistas se fundieron en un abrazo. «Ya tengo mi propia medalla», dijo Daniel, expresando su alegría frente a Jefferson. Esta conexión entre generaciones va más allá del deporte, señala Pérez, quien destaca el papel de los «héroes anónimos”.

Esta reflexión le lleva a pensar en su madre, quien para él es una heroína. Cuenta que crio a cinco hijos, siendo no vidente. «Mi madre luchaba incansablemente. Si ella se hubiera rendido, no habría medalla olímpica y probablemente tampoco existiría esta cadena de inspiración hacia Daniel», manifiesta, concluyendo que «para ser héroe e inspirar no necesitas ser famoso, solo tener convicción y determinación para cambiar la vida de otros».
La vida de Jefferson no solo ha estado marcada por el deporte, una vez que se retiró de las pistas, tuvo una incursión en la política, estudió Ciencias Políticas y se candidatizó para la alcaldía de Cuenca, en el 2019. A partir de estas experiencias, reflexiona sobre este ámbito y cuenta que recientemente materializó su visión sobre la sociedad, a través de un proyecto enfocado en albergues de niños que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
En 1999 creó un fondo para deportistas de alto rendimiento, proyecto en el que participó junto a varios asambleístas. Aunque reconoce que aún falta mucho por hacer en lo que concierne al apoyo que se brinda desde el Estado al deporte, opina que en el último tiempo se han logrado algunos avances. Señala que los logros olímpicos y mundiales obligan a los dirigentes a estar a la altura de las demandas de los deportistas, lo que representa un reto para toda la estructura deportiva del país. A pesar de los desafíos, se muestra optimista sobre el futuro del deporte ecuatoriano.
Además de la política y el deporte, Jefferson tiene interés por la astrología, la aerodinámica y los motores de propulsión. Cree que es importante aprender a disfrutar lo que se hace, incluso, cuando las circunstancias son desafiantes, y resaltó su deseo de seguir desarrollándose en habilidades como la comunicación y otras áreas aún desconocidas para él, reconociendo que el universo del conocimiento es infinito.