La Floresta funciona como un corazón. A través de este corre una sangre multicolor, llena de vecinos, de historias, de arte, de experimentación. Un corazón repleto de vida, un barrio lleno de actividad. Sin embargo, en algunos rincones se escoden sombras que emergen de las casas o predios abandonados, misteriosos y descuidados por el paso del tiempo.