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Estudiar en Quito y vivir en La Floresta

Además de ser un barrio comercial, La Floresta es un sector en el que habitan jóvenes de distintas provincias del país que han llegado a Quito para estudiar. Las opciones para vivir en el barrio son variadas, desde departamentos compartidos entre amigos hasta residencias de comunidades religiosas. En esta nota te contamos sobre las opciones que ofrece nuestro barrio, si lo que buscas es un lugar para instalarte y empezar tu vida de estudiante.

Vivir con roommates

Esteban Medina y Ariel Chicaiza son roommates. Para ellos, el hecho de compartir la misma vivienda ha aumentado sus responsabilidades. Dentro del departamento, cada uno tiene diferentes funciones, especialmente relacionadas con el orden y la limpieza y siempre están pendientes por si falta algo. En el día a día no pasan mucho tiempo juntos; sin embargo, mantienen el contacto cuando sus tiempos lo permiten.

El departamento en el que viven cuenta con tres habitaciones, dos baños, una sala pequeña y está ubicado a diez minutos de las universidades que se encuentran en el sector; pagan 200 dólares al mes por el arriendo, costo que no incluye los servicios básicos.

Conoce más sobre la experiencia de Esteban y Ariel en este audio.

Vivir solo

Peter Zabala vive solo. Para él esta experiencia no ha sido fácil; sin embargo, con el paso del tiempo se ha ido adaptando a ella. Uno de sus retos ha sido mantener la organización que requiere una casa: día a día se encarga del aseo, de la comida, del lavado de la ropa y del pago de los servicios. El departamento en el que vive Peter, ubicado a quince minutos de su universidad, tiene 83 m2, distribuidos en: tres habitaciones, dos baños, la sala/comedor y la cocina. Lo arrienda por un precio de 180 dólares mensuales.

Conoce más sobre la experiencia de Peter en este audio.

Vivir en una residencia religiosa

Para Tania Andrade, vivir en la Casa Provincial de las Hermanas Marianitas ha sido una buena experiencia que implica, entre otras cosas, seguir las reglas que hay en la comunidad. En este espacio solo se admite mujeres, tienen horarios específicos para llegar a la casa, la hora tope es a las 8:30 pm y ninguna de las residentes cuenta con su propia llave para acceder a la residencia. Los gastos de comida corren por cuenta de cada una de las residentes, al igual que el lavado de la ropa. Las visitas de los familiares están permitidas en cualquier horario. La residencia se levanta en un edificio de cuatro pisos y cuenta con distintos espacios comunes –dos capillas, cocina, comedor, jardín– y quince habitaciones; los baños son compartidos. El costo que se paga varía entre los 120 y 160 dólares mensuales.

Conoce más sobre la experiencia de Tania Andrade en este audio.

Vivir con familiares

Roberto Orbe manifiesta que el vivir con sus tíos ha sido una muy buena experiencia, que le ha ayudado a fortalecer sus lazos familiares, tanto con quienes comparte diariamente en la casa como con su familia, que está en Riobamba. El departamento en el que vive está ubicado en el sexto piso del edificio y cuenta con cocina, un espacio pequeño destinado para lavandería, sala y comedor. También tiene tres habitaciones y dos baños.

Conoce más sobre la experiencia de Roberto en este audio.

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