El veredazo

La Floresta: El refugio del arte

Formar parte del barrio La Floresta significa habitar un espacio donde el arte, la cultura y la comunidad se entrelazan. Para los vecinos, es un lugar de identidad y encuentro, donde las calles narran historias a través de sus galerías, murales, cines y cafés. Para los artistas, es un escenario vivo, un lienzo en constante transformación que les permite expresar sus ideas y donde cada rincón refleja la creatividad de quienes lo habitan.

Margarita Rosero, Natalia Espinosa, Gregory Salazar y Polett Zapata son artistas que cuentan con sus propios espacios en La Floresta para desarrollar su arte. Coinciden en que este barrio les brinda la inspiración que necesitan para crear obras únicas en un entorno que respira arte y cultura. Son parte de una red de soñadores que, con esfuerzo y dedicación, han logrado cristalizar cada uno de sus proyectos con el paso del tiempo. Destacan el valor del intercambio cultural que se da en el barrio, ya que les permite conectar con otros artistas y enriquecer su obra a través del diálogo y la colaboración. Como mencionan Natalia y Polett, el Colectivo Cultural De La Floresta también es un pilar fundamental en este proceso, pues ha fomentado espacios de encuentro donde los artistas pueden compartir sus experiencias, exponer sus trabajos y generar proyectos en conjunto.

Gregory expresa que estar en La Floresta es sinónimo de realización, ya que significa formar parte de un entorno que valora mucho el arte. Para él, este barrio ha sido el escenario donde sus ideas han cobrado vida, donde ha encontrado un público receptivo y una comunidad que impulsa su crecimiento artístico. Además, su ubicación estratégica en la ciudad permite recibir a un gran número de visitantes y atraer a una comunidad educativa diversa. Juliana Áviles, encargada de producción de N24 Galería de Arte, destaca la presencia de niños, jóvenes y universitarios en las exposiciones que realizan, encontrando en la galería un espacio para ver arte, conocer nuevas propuestas y conectar con un entorno cultural.

A continuación, las voces tras las marcas de Shungo Studio, Villa Fauna, Atuczara Taller Galería y Polii Lunar, las cuales han encontrado en La Floresta un lugar donde desarrollar su trabajo. ¿Qué significa para ellos ser parte de este barrio?. Te lo contamos.

«Lo fácil es empezar, lo difícil es mantenerse», menciona Gregory al referirse a los desafíos que enfrentan los artistas en La Floresta. Y es que, si bien este barrio ha sido un gran impulsor del desarrollo cultural y la expresión artística, también presenta adversidades. La gentrificación y el aumento en los costos de alquiler ponen en riesgo la permanencia de espacios independientes, obligando a muchos a buscar alternativas para mantenerse activos. A esto se suma la inseguridad en ciertos puntos del barrio, lo que representa otra dificultad para quienes trabajan y exponen su arte en la zona.

A pesar de estos retos, Margarita y Natalia destacan el apoyo de clientes extranjeros que valoran la autenticidad del arte en La Floresta y buscan conectar directamente con los artistas y sus obras. También resaltan la presencia de numerosos clientes nacionales que participan activamente en la escena artística, contribuyendo a su dinamismo y crecimiento. No obstante, muchos creadores dependen exclusivamente de su propio esfuerzo para financiar y sostener sus proyectos, lo que hace evidente la necesidad de fortalecer el apoyo institucional y generar más oportunidades de visibilización.

La resiliencia y la colaboración han sido clave para superar estos obstáculos, permitiendo que el arte siga floreciendo en el barrio. Ser parte de La Floresta significa sumarse a un latido colectivo que impulsa la cultura en Quito. Es ser testigo y protagonista de un espacio que sigue escribiendo su historia con cada pincelada, cada proyección, cada obra y cada encuentro.

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