Ochoymedio: Donde las historias cobran vida
Ubicado en el corazón de La Floresta, el Ochoymedio es mucho más que una sala de cine: es un espacio vivo, un punto de encuentro para amantes del séptimo arte y un motor de la cultura en Quito. Desde su fundación en 2001, ha sido un refugio para el cine independiente, un lugar donde las historias cobran vida lejos de las fórmulas comerciales y donde el público puede descubrir variedad de producciones.
Una de sus grandes fortalezas es la comunidad que lo rodea. A diferencia de los cines ubicados en centros comerciales, el Ochoymedio se nutre de la dinámica del barrio. Sus calles están llenas de galerías, cafés, talleres de artistas y emprendimientos culturales que han encontrado en este cine un aliado. Esta conexión ha permitido el crecimiento de un ecosistema artístico en el barrio, donde distintas disciplinas convergen y se fortalecen mutuamente. Mariana Andrade, directora de Ochoymedio y presidenta de la COPAE (Corporación de Productores Audiovisuales del Ecuador) habla sobre este espacio, ícono del barrio.
Además de su programación diversa, que incluye cine ecuatoriano, cine de autor y grandes clásicos, el Ochoymedio ha sido el hogar de importantes festivales de cine en el país. Eventos como el Festival EDOC (Encuentros del Otro Cine) han encontrado en sus salas el espacio ideal para difundir el cine documental, mientras que otras iniciativas han aprovechado su infraestructura para proyecciones especiales, conversatorios y talleres.
Pero el impacto del Ochoymedio no se limita solo a lo cinematográfico. Con el tiempo, ha evolucionado para convertirse en un espacio de formación y experimentación, donde nuevos cineastas encuentran su primera ventana de exhibición y donde el cine se vive más allá de la pantalla. Muchas personas han pasado por sus puertas como espectadores y han salido convertidas en creadores, gracias a la inspiración y el aprendizaje que este lugar les brinda.
Mariana Andrade, su directora, ha sido clave en este proceso, gestionando el cine de manera independiente y adaptándolo a los cambios del consumo audiovisual sin perder su esencia. En un mundo donde las plataformas de streaming han transformado la relación del público con el cine, el Ochoymedio sigue siendo un espacio irremplazable, un recordatorio de que el cine es una experiencia colectiva, un arte que se disfruta mejor en comunidad.
Con más de dos décadas de trayectoria, el Ochoymedio no solo ha resistido, sino que se ha consolidado como un emblema cultural de Quito. Su historia es prueba de que el cine independiente puede sobrevivir y desarrollarse cuando se convierte en parte de la vida de una comunidad. Y mientras siga proyectando historias, seguirá siendo un faro para quienes buscan algo más que entretenimiento: una conexión auténtica con el cine y la cultura.



