Terapias para aliviar el cuerpo y calmar el alma
Ketty Sacoto es una vecina de La Floresta que desde el 2019 cumple con la misión que siente le ha sido encomendada: ofrecer terapias para equilibrar las emociones de quienes lo necesitan y, a través de esto, sanar el cuerpo. Su método se basa en las enseñanzas recibidas en la Fundación René Mey, un espacio de sanación, fundamentado en el acompañamiento emocional y espiritual de las personas, como una forma de aliviar desequilibrios físicos y emocionales, sin usar medicamentos ni tratamientos invasivos.
La ciencia lo ha reconocido: el cuerpo habla lo que el corazón calla. Acumular estrés o emociones como angustia, miedo o tristeza no solo afectan el ánimo de una persona, sino que influyen directamente en su salud física. Este es el precepto en el que se basa la misión que cumple en varios países del mundo la Fundación René Mey.
Ketty Sacoto es una vecina del barrio que desde hace seis años ha venido poniendo en práctica lo que ella llama las terapias humanitarias de la Fundación René Mey. La fundación lleva el nombre de su fundador, René Mey, un humanista y filántropo francés, nominado al Premio Nobel de la Paz. Su propuesta se fundamenta en el acompañamiento emocional y espiritual, y promueve prácticas, en todo el mundo, que buscan aliviar el sufrimiento físico y emocional, sin usar medicamentos ni tratamientos invasivos.
Ketty es farmacéutica de profesión y, actualmente, instructora y voluntaria de la fundación René Mey. Su carrera ha estado vinculada durante años al área de farmacia hospitalaria, así como en el apoyo logístico en la entrega y control de medicamentos. Sin embargo, desde hace varios años, tuvo una “revelación”, y ha orientado parte de su labor profesional y personal hacia la práctica y difusión de la terapia de regeneración celular y sus derivadas.
Desde su formación académica, siempre tuvo inquietudes más allá de lo tradicional. Practicó Tai Chi y estudió otras formas de bienestar integral, pero sentía que algo faltaba. El punto de quiebre llegó en noviembre de 2019. Mientras revisaba redes sociales, encontró una invitación a una conferencia que ofrecía una técnica alternativa basada en el contacto físico y la estimulación energética. La sesión fue impartida por una terapeuta mexicana llamada Nubia, quien promovía en el país las enseñanzas de la fundación. Ketty asistió, y desde entonces, todo cambió. Aprendió la técnica, se formó como voluntaria y comenzó a aplicarla en su entorno inmediato.
Ha realizado más de 14.000 terapias. Durante la pandemia, atendió a médicos, enfermeras y personal hospitalario con niveles de estrés altísimos. También ha trabajado con niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
La terapia humanitaria, es una técnica que se expande y abre nuevos horizontes en el campo de la salud. Estas no buscan reemplazar la medicina convencional, sino que se presentan como una herramienta complementaria, sin fines de lucro, enfocada en aliviar dolencias físicas y emocionales desde el contacto humano.
Según Ketty, cada terapia tiene una función específica. Entre ellas se encuentran la de expresión celular, que actúa sobre los chakras y se enfoca en sanar emociones profundas. R-Esperanza, una auto terapia creada durante la pandemia que permite transformar emociones como el miedo o la angustia. La terapia neuronal, que busca estimular directamente la médula espinal. RM, que se utiliza en emergencias donde no se puede tocar al paciente. R-Oriente, inspirada en conocimientos del oriente y aplicada sobre la glándula pineal; y la de circulación de energía, que desbloquea canales para permitir el libre flujo energético del cuerpo.
“Las emociones se quedan en el cuerpo”, menciona. Ketty resalta que, enfermedades como el estrés, el colon irritable o las migrañas muchas veces tienen un origen emocional, y que a través de estas terapias es posible ayudar al cuerpo a liberar esas cargas.
Todas estas terapias cumplen su tarea de aliviar, cuidar y demostrar que, a través de reconocer las emociones, el cuerpo puede comenzar a sanar. Todas cumplen, especialmente la terapia de regeneración celular. Creada en 2007, esta terapia basa su práctica en una serie de estímulos manuales que se aplican a lo largo de la columna vertebral. No es invasiva, no requiere dispositivos, y solo puede ser aplicada por otra persona. Su objetivo es relajar el sistema nervioso y liberar la tensión acumulada por las diferentes emociones que se presentan.
Esta es una práctica que también se enseña, se aprende, se estudia y se transmite con ética. El fundamento no es místico, sino emocional y energético. Lo importante aquí, es que quien la aplique, lo haga con responsabilidad y sin expectativas económicas.
Además de aplicar terapias, Ketty las enseña de forma gratuita. Cada mes organiza talleres donde capacita a nuevas personas interesadas en el voluntariado. Muchos de sus alumnos son estudiantes de fisioterapia o medicina, quienes ven en esta técnica una posibilidad de ampliar su enfoque profesional. La regla es clara: no se cobra, no se mezcla con otras terapias como reiki o aromaterapia, y solo se aplica con consentimiento.
La contención, el contacto y el tiempo dedicado a otra persona sin juzgarla ni medicarla, son factores que brindan la característica de humanitarias a estas terapias, pero siempre deben ser aplicadas desde el respeto al proceso individual y en la necesidad de actuar sin esperar nada a cambio.
Actualmente, Ketty continúa difundiendo las terapias en ferias de salud, eventos comunitarios y encuentros académicos. Cree firmemente que lo aprendido debe compartirse. Su compromiso no solo es con la técnica, sino con la posibilidad de que más personas encuentren en estas prácticas una forma de acompañar o simplemente estar presentes para otros.
Ketty Sacoto combina su profesión farmacéutica con su labor como voluntaria, convencida de que es posible contribuir al bienestar de otros desde una práctica sencilla, accesible y basada en el cuidado de las emociones. Además, brinda sesiones gratuitas de terapia cada domingo en el Centro Comunitario de La Floresta.